Save the Children presentó en mayo de 2012 el informe Más allá de los golpes. En él, a partir de la amplia definición de violencia contra la infancia de Naciones Unidas, se analiza el modo en que los poderes públicos en España están abordando las responsabilidades y obligaciones contraídas con la firma de los principales tratados internacionales de derechos humanos. La protección de los niños y las niñas frente a todas las formas de violencia, como el abuso y explotación sexual, es un derecho consagrado en el artículo 19 de la Convención sobre los derechos del niño. El abuso sexual infantil es una de las formas más graves de violencia contra la infancia y conlleva efectos devastadores en la vida de los niños y las niñas que lo sufren. Sin embargo, estas prácticas, que se han presentado siempre en la historia de la humanidad, sólo han empezado a considerarse como un problema que transgrede las normas sociales cuando -por un lado- se ha reconocido su impacto y las consecuencias negativas que tienen en la vida y el desarrollo de los niños o niñas víctimas y -por otro lado- se ha reconocido al niño como sujeto de derechos. El abuso sexual infantil implica la transgresión de los límites íntimos y personales del niño o la niña. Supone la imposición de comportamientos de contenido sexual por parte de una persona (un adulto u otro menor de edad) hacia un niño o una niña, realizado en un contexto de desigualdad o asimetría de poder, habitualmente a través del engaño, la fuerza, la mentira o la manipulación. El abuso sexual infantil puede incluir contacto sexual, aunque también actividades sin contacto directo como el exhibicionismo, la exposición de niños o niñas a material pornográfico, el grooming o la utilización o manipulación de niños o niñas para la producción de material visual de contenido sexual. La explotación sexual infantil y la trata de niños y niñas con fines de explotación sexual es la forma más extrema en que se manifiesta esta violencia. Supone la utilización de menores de edad en actos de naturaleza sexual a cambio de una contraprestación, normalmente económica. La aceptación por parte del niño o la niña de esta transacción resulta irrelevante y así lo establecen las principales normas internacionales. Cualquier forma de violencia sexual contra los niños y las niñas es un problema social que tiene consecuencias en su vida, en su entorno y en todos y cada uno de los contextos en los que el niño o la niña víctima se desarrolla. De ahí que los ámbitos para la intervención en la protección de los niños y las niñas contra este tipo de violencia incluyan, desde la familia y su entorno social, a los ámbitos educativo, sanitario y policial, así como el legislativo y de políticas públicas.
Cabe diferenciar tres modos fundamentales en los que se manifiesta esta violencia de naturaleza sexual contra la infancia: 1. Abuso sexual infantil con o sin contacto físico. 2. Imágenes de abuso sexual a través de las TIC. 3. Explotación sexual infantil y trata. En este documento se brinda un marco teórico que parte del enfoque de derechos de infancia para la intervención ante estas situaciones. Está especialmente dirigido a orientar la actuación de los profesionales implicados —desde diferentes ámbitos— en la protección, atención y cuidado de niños y niñas que puedan ser o sean de hecho víctimas de estas formas de violencia. El objetivo es brindar a estos profesionales elementos para la sensibilización y la detección de estos casos, así como la formación y el conocimiento que permitan un adecuado análisis y orientación de su actuación.
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